He perdido la noción con respecto al momento específico en el que Rihanna se convirtió en un "personaje", un personaje, un artista de culto, de aquellos que ni bien abren la boca, hacen que la gente se detenga a escucharlos, que paren las rotativas, etc., asumo que todo esto sucedió en medio de la locura generada por We Found Love, aquel hit que ha marcado un antes y un después en su carrera (cada 22 de septiembre Rihanna debería mandarles ramos de rosas y canastas de frutas a Calvin Harris y a Leona Lewis).
El pasado septiembre Rih, sacó Diamonds, el grower del año, y lo llamo grower por la yuxtaposición de la primera impresión y la opinión resultante del hábito de escucharlo con cierta regularidad, desde un primer sabor de boca insípido, al descubrimiento de texturas y profundidades nunca antes vistas, decir que es sorprendente vendría a ser subestimarla...
La gran variedad de capaz, texturas y arreglos son los culpables de semejante efecto, o bien podría ser la delivery de Rihanna (en Diamonds la escuchamos cantar un tono más bajo del usual), bien podrían ser también culpables de darle esta inexplicable profundidad a su ya 12º hit.
Este es fácilmente el segundo intento de Rih de hacer un álbum adulto y emotivo (sin descuidar los hits, teniendo suficientes para cosechar ganancias hasta que sea tiempo para el álbum 8), sin embargo, Unapologetic no logra alcanzar las niveles de Rated R, el encanto e irresistible carisma de Rihanna están presentes, prueba de ello son Phresh of the Runway, No Love Allowed, y la controvertida obra maestra que es Nobody's Business (asistida por Chris Brown en esta última).
En el campo de las baladas Rih sigue progresando (lenta pero segura), esbozos de vulnerabilidad son perceptibles en What Now, Stay y Love without Tragedy / Mother Mary, con alguno que otro toque personal para hacer más interesante la mezcla.
Donde Unapologetic falla es en el reciclaje de géneros ya habituales en la marca Rihanna, aún ejecutados con gran maestría (el reagge de No Love Allowed, como mejor ejemplo), es difícil encontrar algo realmente nuevo aquí, en su lugar, tenemos temas altamente repetitivos y algunas cortesías de la Casa Internacional del Dubstep (Jump, Numb, Pour It Up).
El caso de las baladas es particular, allá donde la producción es estelar y lustrosa, estas no aportan nada más que un contraste a los uptempos y los convierten en una memoria distante, Loveeeeeee Song, Get It Over With, aportan nada más que la monotonía que Rihanna sentía al momento, y fallan espectacularmente al querer demostrar las aún flojas habilidades de Rih como una interprete emotiva y vulnerable (aunque se mantienen muy por encima de la pantanosa California King Bed).
Mientras escribo estas líneas, Rih podría estar recibiendo la confirmación de que ha conseguido su primer Nº 1 en Estados Unidos, lo que era previsible, tomando en cuenta el ritmo con el que saca álbumes, y singles con diversos grados de éxito.
Con su imagen de megaestrella cimentada, una legión de fans cada vez más emparentados en la psicosis de las Believers o los Little Monsters, y hasta los más cínicos fanboy-wannabe-hipster's clamando por su "originalidad", es difícil negar su poderío y más aún separar a Rihanna "la persona", el "ser humano" de la maquinaria pop que hoy por hoy esta más tuneada que alguno de esos coches vistos en Enchulame la Máquina en términos de eficiencia y estética.
Una avalancha de comparaciones se me vienen a la mente para describirla, la reina del Marketing, la nueva Britney, la monarca del urban pop, todas encajan, pero quizás la comparación más adecuada, es aquella que la hago con una Big Mac, es deliciosa, llena, hecha con los "mejores ingredientes" (esas comillas no están allí por nada), y es accesible; pero, al igual que una Big Mac, esta no nutre, no aporta nada, es preparada para su fácil y rápido consumo... así que si buscas algo más sustancioso y "nutritivo", lo mejor es buscarlo en otra parte.
5/10